3/18/2013

AMENAZAN DE MUERTE A MUJER LÍDER LGBT EN BOGOTÁ.

Marina Avendaño, funcionaria de la Secretaría de Integración Social, ha recibido mensajes y llamadas cargadas de odio.

Avendaño está a cargo de la puesta en marcha del primer centro en América Latina para las minorías sexuales, denuncia mensajes intimidatorios contra su vida y la comunidad por la cual trabaja. El centro será inaugurado esta semana.

Aunque las amenazas comenzaron hace ya varios meses, Marina Avendaño sólo se preocupó cuando los mensajes al celular subieron de tono y sus enemigos se atrevieron, incluso, a llamarla a su teléfono la semana pasada.

Avendaño, abiertamente bisexual, militante por años en movimientos políticos de izquierda relacionados con la defensa de la diversidad, es hoy subdirectora local de Integración Social en la localidad de Chapinero y tiene a su cargo la constitución del Centro de Ciudadanía LGBTI.

Aunque carga en su cartera la copia de la denuncia que, por amenazas a su vida, radicó en la Fiscalía General de la Nación, a duras penas alcanza a verbalizar las frases de odio que le dijeron por teléfono y los mensajes que no han parado de llegarle al celular. “Vamos a eliminarlos”, es lo único que se atreve a citar.

Avendaño sabe que no está sola. Los mensajes son muy claros: todos se refieren a la comunidad de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales que en los últimos años ha logrado construir una masa crítica que incide activamente en la política, al punto que hoy el Distrito cuenta con una amplia política de apoyo a esta población.

Esa es la razón de las amenazas, supone Avendaño. Luego de cinco años, el Distrito está a punto de inaugurar el primer Centro de Ciudadanía LGBTI de Bogotá (según la Secretaría, pionero en América Latina y tercero en el mundo). El centro —que operaba de manera local, en Chapinero, desde 2007— prestará atención integral en toda la ciudad a las minorías sexuales, con especial énfasis en servicios de salud y sicológicos así como asesorías legales.

“Queremos poder identificar en los barrios a la población vulnerable, a aquellos que, por estar en el clóset o porque les da miedo, creen que no tienen los mismos derechos que la población heterosexual”, asegura Avendaño.


Además, el centro busca articular todas las políticas públicas de la Secretaría de Integración y “transversalizarlas”, es decir, tratar a las diversas poblaciones de Bogotá (ancianos, niños, mujeres, etcétera) “con un lenguaje diverso y un enfoque diferencial”, dice Avendaño.
Todo esto ha venido acompañado de una amplia campaña, incluyendo la Semana por la Diversidad Sexual, realizada en Chapinero en los mismos días en que se intensificaron las amenazas.


De ahí que a Avendaño le tiemble la voz cuando dice que aún tiene mucho por hacer y que no piensa detenerse por aquellos que la intimidan. Ella, que militó en el Polo Rosa, del Polo Democrático, y que acompañó a dos alcaldesas homosexuales a diseñar políticas para esta población (Angélica Lozano, hoy Concejal, y Blanca Inés Durán, actual defensora del Espacio Público), sabe que es mucho lo que se juega por estos días.

¿Quién puede estar detrás de las amenazas? No lo sabe. Puede ser un miembro de uno de los muchos grupos homófobos que, asegura, andan por Bogotá. O algún personaje solitario, contagiado por los duros discursos que por estos días proliferan en contra de los miembros de la comunidad LGBTI.

Texto: El Espectador.
Edición: Opinión LGBT.

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