Manifestar la orientación sexual
e identidad de género con orgullo o ligar en el mundo árabe, solo en el Habibi Ana
era posible.
Habibi Ana, el único bar gay en el mundo para musulmanes, cierra
sus puertas porque ha infringido las normas de hostelería de Ámsterdam. Se
retira la licencia de explotación a todo establecimiento que sume tres
infracciones y, según el Ayuntamiento, el bar es reincidente. Así que, a partir
del 2 de marzo del 2013, el Habibi Ana es historia.
El bar amsterdanés ha sido, durante años, el lugar de encuentro
para musulmanes LGBT. Hasta que, el pasado 2 de marzo, el Ayuntamiento de
Ámsterdam lo clausuró por infringir las normas de emisión acústica.
Para gays y lesbianas
turcos, egipcios y marroquíes, este bar es un refugio: no solo encuentran
diversión, sino que los jóvenes de las distintas culturas árabes pueden, aquí,
hablar sobre su orientación y sus miedos para salir del armario. Durante el día
mantienen oculta su preferencia sexual, tras las puertas del Habibi Ana, son
abiertamente gays.
Alef Salib, el fundador,
tuvo dudas a la hora de abrir su bar: "Alguien tenía que dar el primer
paso", explica. "Quiero que la homosexualidad no sea un tema tabú en
los círculos árabes. En el 2001 abrí este bar y participamos en el Orgullo Gay
con el barco de las mil y una noches. Queríamos dejar de escondernos, romper el
tabú".
LGBT EN SECRETO
“En Egipto, de donde soy, no existe la
homosexualidad, no debe existir. Los hombres deben vestirse y comportarse como
héteros. Tampoco las mujeres tienen libertad para mostrar sus sentimientos
lesbianos. Una expresión homosexual abierta es inadmisible". El gay, tiene
que serlo en secreto, o marcharse a un país más liberal, como hizo Salib, que
emigró a Holanda en 1982.
"Quería hacer algo árabe. No es
que no me sintiera aceptado en los bares gays holandeses, pero el ambiente es
distinto. Cada cultura tiene su propia opinión, ideas, humor. Te entiendes
mejor entre los tuyos. Solo pongo música árabe, sirvo té de menta marroquí,
café árabe. Nos encontramos a gusto".
SUICIDIO
Muchos musulmanes mantienen una doble vida: durante el día son
padres de familia ejemplares; por la noche se "destapan" en un bar
gay. Hablamos con Hatim, un marroquí amsterdamés de 28 años que ha salido del
armario, algo realmente inusual: "Hay más gays y lesbianas de lo que
parece, precisamente porque es un tabú enorme.
Convivir con gente que lo
considera una enfermedad te puede volver loco. Conozco chicos y chicas que se
suicidaron porque su entorno los rechazó. No tenían salida. Imagínate a tu
propio hermano que te espera con una pistola para matarte porque te gustan los
hombres.
Ese tipo de historias se oye y, por desgracia, últimamente cada vez
más a menudo. Y eso que Alá ama a todo el mundo, independientemente de sus
tendencias sexuales”.
SER GAY NO ES MALO
Moenira Shirwa, de 25 años, se avergonzaba de ser lesbiana porque le habían
enseñado que el islam es contrario a la homosexualidad. Hasta que conoció al
imán Mushin Hendricks, quien le mostró que el Corán no habla de la
homosexualidad.
En una entrevista para RNW del 2011, este religioso musulmán
explicaba que no pasa nada por ser gay. Sus palabras ayudaron a Moenira a
aceptar su sexualidad y, ahora, ella misma ayuda a otros jóvenes a aceptarse.
Con su proyecto ‘Respect2Love‘ ayuda a gays y lesbianas procedentes de un
entorno multicultural.
MAGREBIA
No solo los homosexuales consideran el cierre una gran pérdida para la
Ámsterdam de mentes abiertas. También la comunidad marroquí femenina
heterosexual tiene ahora que buscar otra pista de baile exótica. Aquí podían
sentirse libres, sin que hermanos, vecinos o primos supieran que lo pasaban
bien bailando. A pesar del gran control social, muchos jóvenes buscan el
reconocimiento. Estas chicas marroquíes encontraban ese sentimiento de acogida
en el Habibi Ana, donde otras chicas heterosexuales del mismo entorno cultural
buscaban también la diversión, junto con hombres y mujeres que buscan su
identidad sexual y social.
Sin embargo, basta un
paseo por el barrio multircultural de Slotervaart-Overtoomse Veld, en
Ámsterdam, para darse cuenta de que no todo el mundo acepta un bar como el
Habibi Ana. "La homosexualidad está mal y es una enfermedad", declara
Mohamed, vecino de este popular barrio. Junto con sus amigos, enciende un
cigarrillo a la puerta de un coffeeshop. "Deberían incendiar estos bares,
con todos esos maricas dentro.
HARAM ES HARAM
No quiero conocer a ningún gay y, si tú lo eres, aléjate de mi camino".
Cuando le preguntamos qué haría si alguno de sus amigos fuera gay, su respuesta
se hace esperar. "Creo que no me relacionaría más con él", confiesa
Mohamed.
El pasado sábado 2 de
marzo fue la última noche del Habibi Ana. El vulnerable grupo de clientes fijos
tendrá que buscar otro lugar para divertirse, para evadirse del rechazo, los
prejuicios y las amenazas externas. El cierre es indefinido. Quizás sea,
mientras tanto, Habibi finek.
Texto
y Fotos: Radio Neederland
Edición: Opinión LGBT
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